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02Abr

Niños y nuevas tecnologías (I): ¿cómo afecta la televisión al desarrollo infantil?

Ordenadores, tabletas, televisiones, teléfonos… Son múltiples los aparatos tecnológicos que se han vuelto indispensables en nuestro día a día. Los niños tienen acceso a ellos desde muy temprano y, por tanto, influyen tanto en su estilo de vida como en su aprendizaje pero, ¿cómo les afecta su uso?

Existe un controvertido debate a este respecto. Por un lado, están aquellos que consideran que todos estos aparatos van en detrimento de la salud y el aprendizaje infantil. Por otro, los que piensan que pueden contribuir al desarrollo intelectual y social de los más pequeños. Con este post abrimos una pequeña serie dedicada a repasar los principales datos que ofrece al respecto la investigación científica realizada desde los campos de la psicología del desarrollo y la educación.

En el post de hoy vamos a comenzar hablando de uno de los grandes protagonistas de todos los hogares: la televisión.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la televisión en sí misma no es ni buena ni mala. Sus efectos sobre el desarrollo de los niños van a depender de múltiples factores. Uno de los más importantes se refiere al tipo de contenidos que el niño ve. En este sentido, se suele destacar el efecto nocivo de la televisión como fuente de modelos de conducta inadecuados. Dos de los aspectos que más preocupan son los referidos a la violencia y a los estereotipos de género. Son diversos los estudios que han demostrado que la exposición de los niños a programas con contenidos violentos hace que estos se vuelvan más tolerantes ante este tipo de comportamientos (ver Shaffer y Kipp, 2010 para una revisión).

La forma en que afectan al niño los programas o contenidos vistos en la televisión está estrechamente relacionada con su capacidad para comprender lo que está sucediendo en la pantalla. Esta competencia se desarrolla progresivamente durante la niñez y, obviamente, mejora con la experiencia. Por ejemplo, los niños de Educación Infantil son incapaces de comprender y recordar el argumento de un capítulo de dibujos animados. Simplemente recuerdan hechos aislados o acciones concretas, pero no los motivos que llevaron a los personajes a comportarse de una forma determinada. Además, a estas edades tampoco son capaces de reconocer el carácter ficticio de la televisión y creen que los protagonistas de los programas existen o continúan manteniendo su rol en la vida real. Poco a poco van percatándose del carácter ficticio de la televisión pero, aunque tengan claro que los personajes no existen realmente, es frecuente que crean que los sucesos e historias que cuentan reflejan exactamente lo que sucede (o debería suceder) en la vida real.

La televisión también ayuda a los niños a desarrollar ciertas habilidades como, por ejemplo, la capacidad de hacer inferencias. Presenciar programas, series o películas en las que se utilicen técnicas audiovisuales como los zooms, los fundidos o la música, que se emplean para informar sobre las intenciones o vida interior de los personajes, ayuda a los niños a aprender a interpretarlas correctamente. Además, también se ha demostrado el importante valor y los beneficios que los programas con contenidos educativos ejercen sobre los más pequeños. Un claro ejemplo de este último caso es el del programa Barrio Sésamo, destinado a promover el desarrollo de habilidades lógico matemáticas, lingüísticas y de resolución de problemas para niños de entre tres y cinco años. En Estados Unidos aún se continúan realizando estudios para evaluar la eficacia del mismo, especialmente en los niños de ambientes más desfavorecidos.

televisión

Otro aspecto especialmente importante relacionado con el efecto que la televisión puede tener en el desarrollo de los niños es el que se refiere al tiempo que pasan los niños delante de la pantalla. Esta es una actividad totalmente sedentaria, y hay algunos estudios que afirman que estar más de cinco horas al días sentado viendo la televisión durante la niñez aumenta la posibilidad de desarrollar obesidad (ver Shaffer y Kipps, 2010 para una revisión). Además, pasar largos periodos viendo la tele favorece la aparición de hábitos alimenticios poco saludables, debido a la excesiva publicidad que se da a alimentos con nutrientes poco adecuados.

Se suele identificar a los niños como telespectadores pasivos e indefensos. Sin embargo, como hemos visto, los niños tienen un papel muy activo en la elaboración que hacen de los contenidos que perciben a través de la televisión. Los padres y educadores debemos ser conscientes de ello y aprovechar las ventajas que este medio nos ofrece para ayudar a los niños a desarrollar actitudes críticas y limitar al máximo los efectos negativos que determinado tipo de contenidos puede ejercer. Controlar el tiempo que pasan los niños delante de la tele, seleccionar los contenidos que ven y comentar con ellos los programas que han visto, son algunas de las estrategias más eficaces para conseguirlo.

Referencias:

Shaffer, D. R. y Kipp, K. (2010). Developmental Psychology. Childhood and adolescence (8th edition). Belmont, CA: Wadsworth Cengage learning

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Ana Escudero
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1 Comentario;

  • Carlos albero gracia 16 Feb 2018, 03:27

    Me agradó leer lo comentado ya que hoy en día es verdad los niños y jóvenes están más inmersos en programas que a mi parecer son poco productivos y funcionales en su desarrollo de su vida cotidiana, he notado que pueden estar horas sentados y sin encontrar un sentido del programa, si bien la mercadotecnia, psicología y demás son fundamentales para atraer la atención de ellos pero el contenido en los programas es pobre o carente de algo productivo. Esta observando a un familiar que observa el programa de yotube q se llama los polinesios , lo observé y la verdad es algo en donde los niños y jóvenes se pierden pro no hay algo productivo. Bueno igual me gustaría escuchar algún comentario mucha gracias

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