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09Ene

Aquí no hay miedo a conmutar

Cuando las cosas se empezaron a complicar un poco en matemáticas, seguramente en aquel BUP, yo empecé a notar que andaba sobre un suelo muy frágil, como en un lago helado que se podría romper en cualquier momento. No sacaba malas notas, pero siempre con la sensación de que me costaba entender el todo, que se estaba usando un lenguaje en el que yo me sabía de memoria frases largas, pero en realidad no entendía bien cómo funcionaba. Por eso me ha interesado tanto este artículo en el que José Antonio Fernández Bravo se muestra crítico con el método con el que se estudian las matemáticas en España, un debate, por cierto, que está resultando apasionante de seguir en EEUU, donde se está avanzando con muchas críticas y resistencias.

Fernández Bravo pone de muestra las tablas de multiplicar y la propiedad conmutativa. No sé qué porcentaje de alumnos cae en la cuenta de que, por ejemplo, en la tabla del 7, hasta que llega el 7 por 7, se deben saber los resultados porque ya han pasado por el 1×7, el 2×7, el 3×7, etc…

Ser conscientes de la propiedad conmutativa contribuye a un conocimiento flexible de los números y, razonado, nos daríamos cuenta de que no hace falta memorizar, aunque todos sabemos que ciertos automatismos son imprescindibles para el cálculo. El caso es que, en Smartick, sí que damos de manera simultánea la propiedad conmutativa y las tablas de multiplicar. Desde el principio, en las sesiones, los niños interiorizan bien que 3×7 es lo mismo que 7×3.

Según este profesor no se trata de más esfuerzo. No, no es mandar más deberes, más intensos, muchas más horas de matemáticas, ni subir el nivel por decreto. Es enseñarlas de otra manera y procurar que las entiendan todos. Y, en eso estamos en Smartick.

Otros, como dice el entrevistado, pueden tener miedo a los cambios en sus clases, pero no es nuestro caso y el de nuestra enorme clase mundial. Se trata de conseguir que los niños, que cada uno de ellos, vayan sintiendo que caminan con paso firme con los números, que pueden jugar con ellos, que entienden el lenguaje matemático con el que hacer construcciones cada vez más complejas.

No consiste en decir que lo hacemos mejor porque lo podemos hacer en una tableta o en el ordenador. En la entrevista, este profesor lo explica bien: “Sustituir el papel impreso del libro por la misma imagen no trabajada del libro que se ve en la pizarra digital” no sirve de nada. Nosotros, sin embargo, sí cogemos lo mejor de las nuevas tecnologías: la posibilidad de corrección automática, de interactuar con los problemas, algoritmos que mueven al niño por el contenido a un ritmo personalizado para él y ejercicios muy atractivos visualmente.

En Smartick tenemos un equipo multidisciplinar encargado de la metodología y el contenido de la plataforma. Además, desde hace meses, se ha incorporado como asesor Carlos de Castro, doctor en Didáctica de las Matemáticas y profesor en la UAM. Este equipo tiene entre sus cometidos la elaboración de nuevas áreas –como la geometría de hace unos meses— y el cómo lo hacemos, cómo enseñamos a los niños lo que es un ángulo, por ejemplo. Además, están abiertos, como todos en Smartick, a consultas y sugerencias. Porque, también dice Fernández Bravo, que es vital saber escuchar. A los padres, a los alumnos. En ello estamos.

La ventaja de un método como Smartick es que no tenemos las inercias ni las resistencias al cambio que puede haber en las grandes instituciones. Llegamos para innovar, porque nos negamos a que hubiera niños que odiaran las matemáticas, y estamos aquí para no seguir haciendo lo que no funciona.

Acaba la entrevista con algo que nos hace especial ilusión: “Si la idea viene de Wisconsin, buah, es fabulosa. Si la idea viene de Móstoles no es tan fabulosa. Ya tenemos en España muchas personas que pueden y tienen mucho que decir, lo que pasa es que no nos interesa escucharlas. No hay que salir fuera para ver qué métodos hay”. Pues eso. Smartick, creemos, lo está demostrando.

Para seguir aprendiendo:

La diversión es la forma favorita de aprender de nuestro cerebro
Diane Ackerman
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Berta González de Vega

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