Disciplina. Qué palabra. Sobre todo, qué evocaciones. Durante años, ha estado postergada y, ahora, todo el mundo habla de ella. A unos, les suena a cuartel, a horarios y a gritos. A otros, que la añoran, a orden, esfuerzo y rutina productiva. A unos, a obediencia ciega a la jerarquía. A otros, a debido respeto a una autoridad merecida.
Pero de lo que nadie duda es de que una mínima disciplina, autodisciplina, en la vida no viene nada mal. Incluso para salvar la vida misma. Porque bien que nos preocupamos los padres de que los niños, desde muy pequeños, aprendan a mirar antes de cruzar y no dudamos en gritarles enfadados cuando no lo hacen. Y, enseguida, disciplinados, que no aborregados, aprenden a velar por su integridad física. Igual con el cepillado de los dientes.
A los niños es fácil meterles esa rutina, esa disciplina. Con smartick, pasa igual. El truco consiste sólo en enseñarles que es bueno para ellos y que no cuesta tanto. Al final, es mucho menos que un capítulo de Bob Esponja. ¿Qué son 15 minutos en el día de un niño? Son sólo tres días en la vida de un adulto haciéndoles ver que es bueno tener esa rutina de, antes de sentarse a hacer los deberes, calentar con los números de Smartick. Tan fácil como mirar que no pasen coches, como lavarse los dientes o desayunar bien.
Un poco de orden, de autodisciplina, que les preparará cuando vengan retos más difíciles. Que llegarán. Claro que podríamos pensar que pobrecillos, que ya tendrán tiempo de llegar a ese orden y a esos pequeños esfuerzos, que la infancia es la patria del caos, que disfruten a tope esos años en los que su vida no está marcada por más obligación que la de ir al colegio. Vale, de acuerdo. Pero Smartick son sólo 15 minutos. Un cuarto de hora. Queda tanto tiempo para lo demás…y, de paso, un poco, sólo un poco, de autodisciplina con la que, además, se ven resultados inmediatos. ¿Nos podéis contar qué tipo de disciplina existe en vuestra casa con niños?
Para seguir aprendiendo:
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Malagueño, es ingeniero industrial por la Universidad de Málaga, tiene un MBA por Insead y es emprendedor Endeavor.
Es el responsable de desarrollo de producto y de que encajen todas las piezas del puzle de Smartick.
Su tiempo libre se lo dedica a sus dos hijas, estudiar, hacer deporte y escuchar flamenco.
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