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07Ene

Nuestro 2014

Salud,  amor y dinero. Ahí está todo, ¿no? Evidentemente y no hay ninguna fórmula matemática que nos permita conseguir esos ingredientes en la justa medida que nos dé la felicidad a nuestro antojo. Sí hay actitudes para intentar disfrutar al máximo de lo que nos ha tocado, pero no es nuestra intención convertirnos en un blog de autoayuda. Así que nos quedamos con la tradición y eso es lo que les deseamos a nuestro club Smartick y a quien recale por aquí.

¿Qué más nos podemos desear como colectivo? Pues nos gustaría que 2014 fuera un año en el que cada vez más padres se dieran cuenta de que la tecnología se puede adaptar a cada niño y motivarle a avanzar mejor. Nos encantaría que fuera el año en el que muchos padres se percataran de que el mundo ha cambiado de tal manera que el famoso vídeo de ¿Sabías qué…? De 2009 –suficientemente impactante–, se  ha quedado viejo, habla de Nokia y no del grafeno, por ejemplo. Pero de todas maneras, los fundamentos de lo que viene están ahí y mucho de lo que hay detrás necesita matemáticas y programación. Un niño que no consiga tener confianza con las matemáticas será un adulto que tenga más dificultades para buscarse la vida. En The smartests kids in the world, Amanda Ripley cuenta cómo en una fábrica de EEUU se plantean deslocalizar la producción a Polonia porque, pese a que no necesitan mucha mano de obra cualificada,  ahora mismo cualquiera requiere unos conocimientos mínimos para entender secuencias de números o gráficos y ahora es difícil encontrarlos en algunas zonas rurales de EEUU.

Nos encantaría que el 2014 fuera el año en el que si unos padres detectan que su hijo tiene más hambre de saber y de conocer, no duden en establecer las prioridades en casa para que se sienta satisfecho. Un año en el que, si otros padres saben que su hijo puede necesitar refuerzo y motivación para subirle la autoestima y las notas, ahora, con plataformas como la nuestra lo tiene fácil.  Aquí, algunos venimos de casas donde lo primero fueron los libros que quisimos, por encima de ropa de marca, restaurantes, viajes.  Sigue habiendo libros maravillosos –paro aquí para una sugerencia matemática, por ejemplo, Mati y sus matiaventuras, de la gran Clara Grimá, con su blog en Jot Down y me sigue pareciendo un placer ver a un niño pasar tiempo con uno en la mano pero, ahora, además, hay herramientas en internet para dar de comer a esas mentes inquietas que necesitan más de lo que les da el cole. O, por el contrario, necesitan reforzar porque van a un ritmo distinto. O consolidar. Si algo nos está permitiendo smartick, con los miles de datos que acumulamos ya, es comprobar la diversidad enorme que hay en una clase.

Como país, nos encantaría que fuera el año en el que los políticos se dieran cuenta de que sin una apuesta clara por la educación y la investigación no podemos salir en condiciones de esta crisis. Aquí lo explican mejor que nosotros, poniendo deberes a quien manda. Pero, si no lo hacen, si fallan de nuevo, tenemos que saber que la revolución empieza en nuestras casas,  esas repúblicas independientes de Ikea y es en ellas donde le podemos contar a nuestros hijos que ser científico mola tanto o más que ser futbolista, pero que incluso ahora el fútbol no se entiende sin estadística,  que para montar una empresa necesitas saber de números, que la medicina moderna precisa de mucha matemática, que los programadores que hacen las webs más chulas dominan los números como los mejores domadores del circo y que, en definitiva, resolver problemas, que de eso se trata, produce las mayores satisfacciones.

En 2014 esperemos que el club Smartick se haga más grande porque, nosotros, lo que deseamos, lo hacemos. Y no desfalleceremos. Somos los predicadores de los números. Lo ponemos fácil. Desde casa. Nada de pedirles a los padres que corrijan, que lleven a los niños una hora a un sitio. No. Un ordenador y, aquí detrás, un equipo con matemáticos, pedagogos, ingenieros, programadores, ilustradores, atención al cliente. Siempre, para servirles. Feliz 2014.

Para seguir aprendiendo:

La diversión es la forma favorita de aprender de nuestro cerebro
Diane Ackerman
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  • 15 minutos diarios
  • Se adapta al nivel de cada niño
  • Millones de estudiantes desde 2009
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Berta González de Vega

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