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16Nov

La inteligencia artificial de Smartick, con la Fundación Maecenas

Fundación Maecenas

Si Carmen Bartolomé nos llama, Smartick va. Porque nos conoce perfectamente, incluso más que nosotros mismos, porque al final me regañaría por no contar cosas que se me quedaron en el tintero. Y nos conoce porque nos usa, o sea, ve cómo funcionamos con sus hijos. Y nosotros, por otra parte, sabemos cómo trabaja ella, parte fundamental del campamento de niñas Smartick del verano de 2017 en Madrid, donde, junto a Beatriz, entusiasmó a las niñas con los robots y la impresora 3D. Si nos llama para ir a un congreso de Inteligencia Artificial en la educación, mejor todavía, porque pocas veces tenemos ocasión de explicar a fondo cómo la usamos nosotros. Si es en un colegio, planazo, porque siempre apetece entrar por los pasillos por donde se mueven los niños. Así que el pasado viernes, 10 de noviembre, me fui a Córdoba con tiempo para asistir al primer simposio sobre Inteligencia Artificial en la Educación, apadrinado por la Fundación Maecenas, en el colegio Alauda.

Mientras en el Congreso grande, el de los Diputados, va muy lento todo lo relacionado con la Educación, es un placer comprobar cómo hay gente que ya lleva mucho tiempo haciendo los cambios desde abajo, que tampoco hace falta que todo lo regule un decreto, ni confiar en que serán otros los que lo hagan. Justo ese mismo fin de semana, por ejemplo, había en Córdoba un congreso de profesores de matemáticas dispuestos a compartir sus experiencias diseñando paseos por las ciudades.

Llegué antes de tiempo a ese colegio donde se respira aire familiar en lo más alto de Córdoba, cerca de un retiro espiritual entre naranjos y cipreses. Así pude ver cómo trabajaban los voluntarios del Bachillerato Internacional,  asegurándose de colocar bien las mochilas para los asistentes y las acreditaciones, bajo la mirada de José Navalpotro, el responsable de la Fundación Maecenas y de que ese colegio en Córdoba sea un laboratorio privilegiado para probar nuevas metodologías educativas con rigor. En la presentación, Navalpotro opinó que, con los cambios acelerados en la educación, a lo mejor en menos de diez años vemos cómo desaparecen las asignaturas. Luego, nos permitimos disentir cuando hablamos porque, al menos, tenemos la impresión de que las matemáticas tal y como las conocemos, seguirán en el curriculum escolar.

Fue él el encargado de presentar a Juan Ignacio Huertas, de Programamos, que contó en qué consiste el pensamiento computacional y pudo comprobar cómo muchos de los 140 asistentes conocían y usaban herramientas como Scratch. Según explicó, hay ya muchos profesores que, después de formarse en cómo usar la programación en sus asignaturas, ven cómo sus alumnos se enganchan mucho más fácil y que se puede conjugar con algo tan clásico como el latín. O poner en marcha en un territorio tan peculiar como en las 3.000 Viviendas de Sevilla, donde da clase de manera voluntaria este profesor que podría tener otro destino. Nuestra admiración desde aquí.

Después de Juan Ignacio, me tocó hablar de justo lo contrario. En Smartick, la creatividad de los niños queda reducida a cómo creen ellos que deben resolver los últimos problemas que van en cada sesión y que estamos convencidos de que son los responsables de que mejore la comprensión lectora. Pero nosotros no abrimos un mundo de posibilidades, en realidad, lo filtramos, lo diseñamos, lo validamos y gracias a nuestra inteligencia artificial, a la que previamente ha alimentado un equipo veterano en didáctica de las matemáticas, servimos a cada niño un plato de nutrientes matemáticos que es justo lo que necesita cada uno. Distinto para el de altas capacidades o para el que tiene dificultades de aprendizaje, pero los dos estarán en su zona “flow”, concentrados, con seguridad, para afrontar nuevos retos. Les hablé de las enormes posibilidades que nos da la Inteligencia Artificial para cocinar ese plato dependiendo de cómo lo hace cada niño en su sesión, pero también lo que supone poder analizar cómo lo hace la clase de 10.000 niños que, a diario, se ponen a hacer su sesión de matemáticas con nosotros.

Después, llegó el turno de María Borbonés, que habló de Watson, la nube y cómo se imagina el futuro desde IBM. Ojajá hagamos otro campamento Smartick el verano que viene y podamos contar con ella.

Al final, Carmen me dijo que quizás no había explicado del todo bien cómo se implanta Smartick en un colegio, así que aquí dejo el vídeo dónde se detalla. Muchas gracias a todos por esa tarde en Córdoba.

Para seguir aprendiendo:

La diversión es la forma favorita de aprender de nuestro cerebro
Diane Ackerman
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Berta González de Vega

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